La multinacional de origen chileno, Arauco, recibió la aprobación del gobierno de Mato Grosso do Sul, Brasil, para construir una nueva fábrica de celulosa en la región de Três Lagoas. La fábrica, que tendría una capacidad de producción de 5 millones de toneladas de celulosa blanqueada al año, se instalaría en el margen del río Sucuriú, un importante curso de agua de la región.

Por Nicolás Salazar Maleras

Un verdadero monstruo de producción de celulosa pretende empezar a ser construida en 2025 por Arauco y su entrada en funcionamiento estaría pronosticada para 2028. La empresa forestal estima que el proyecto generará unos 2.350 empleos directos y 3.000 indirectos.

Sin embargo, el proyecto ha sido denunciado por organizaciones sociales y ambientales, que advierten sobre los posibles impactos que podría generar en los distintos ecosistemas que se vería intervenidos, entre ellos, el río Sucuriú.

Resumen conversó con Clariana Vilela, investigadora y doctoranda en Geografía en Brasil, quien explicó los impactos de este mega proyecto forestal en el país latinoamericano.

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Además, conversamos con Gary Hughes, investigador de origen norteamericano que es parte de las organizaciones Biofuelwatch y Sunrise Project, quienes están investigando los activos estadunidenses en el proyecto de Arauco en Brasil.

Planta de celulosa Horcones de Arauco en Chile.

Impactos socioambientales de la nueva planta de Arauco en Brasil

Clariana Vilela explicó a Resumen que «Sucuriú es el nombre de un río importante de la región y la fábrica se instalará en su margen, ya que se necesita mucha agua para procesar la celulosa. El río Sucuriú es muy utilizado para el ocio de la población, así como para la pesca».

La investigadora agrega que Sucuriú «desemboca en el río Paraná, donde ya hay instaladas otras dos fábricas de celulosa. Por lo tanto, los organismos competentes deberán tomarse muy en serio el control de la calidad de estas aguas, ya que tres grandes fábricas de celulosa operan y vierten sus residuos prácticamente en el mismo río. Además, por supuesto, de los impactos hídricos de las plantaciones de eucaliptos que abastecerán a la fábrica».

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La construcción de la fábrica podría provocar el vaciamiento del campo en la región, ya que la empresa requerirá al menos otras 300 mil hectáreas de tierra para abastecer la producción de celulosa. Esto desplazaría a comunidades campesinas y tradicionales, que se verían obligadas a abandonar sus tierras y sus medios de vida.

Además, las plantaciones de eucalipto, que son el principal insumo para la producción de celulosa, requieren grandes cantidades de agua y agroquímicos. Esto podría provocar la contaminación de los ríos y acuíferos de la región, así como la pérdida de biodiversidad.

Imagen de empresa Arauco sobre su proyecto en Brasil

Transparencia del proyecto en una zona altamente saturada de monocultivo forestal

«La región de Três Lagoas ha sido escenario de una intensa expansión del sector del eucalipto y la celulosa durante los últimos 15 años. Tiene dos fábricas ya instaladas, una de Suzano S.A. y otra de Eldorado Brasil, que en conjunto producen 4,75 millones de toneladas de celulosa al año», agregó Vilela.

La investigadora agregó que, en la zona, además, «hay en construcción una nueva fábrica de Suzano, que se espera inicie operaciones en julio de 2024, y ahora el nuevo proyecto Arauco. Ya hay alrededor de 1 millón 300 hectáreas sembradas de eucalipto en esta región, en 7 municipios, y Arauco requerirá al menos otras 300 mil hectáreas para abastecer la nueva fábrica».

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Las organizaciones sociales también denuncian que Arauco ha sido poco transparente en la presentación del proyecto a la comunidad. En la audiencia pública realizada en agosto de 2023, representantes de la empresa cerraron el chat de transmisión de YouTube para evitar que se difundiera información contraria a la presentada por la empresa.

Vilela expresa que sería importante exigir que el gobierno de Mato Grosso do Sul realice un estudio de impacto ambiental independiente del presentado por Arauco.

Inversiones estadunidenses de Vanguard y BlackRock impulsan la expansión internacional de Arauco

Las dos inversionistas institucionales más grandes en COPEC SA, la matriz de Arauco, son las administradoras de activos Vanguard y BlackRock, entidades estadounidenses que manejan acciones en COPEC que tienen un precio arriba de $150 millones de dólares.

«Las inversiones de Vanguard y BlackRock sirven no solo para dar fluidez de capital con el que puede trabajar COPEC para expandir las actividades de Arauco, pero regalen una fachada de legitimidad a megaproyectos peligrosos como lo del Proyecto Sucuriú de Arauco en Mato Grosso do Sul», dijo a Resumen Gary Hughes.

Arauco lleva décadas operando en la cuenca del Río Paraná con su adquisición de tierras y plantas industriales en la Provincia de Misiones en Argentina, pero la expansión que proponen con el Proyecto Sucuriú en Mato Grosso do Sul es de otra escala.

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«La voracidad de empresas como Arauco nos exige poner un freno a la expansión de un modelo forestal destructivo… Hay impactos ambientales directo de las plantas de celulosa muy bien documentados, son impactos negativos en la calidad de aire y en los recursos hídricos, para empezar. También hay impactos enormes en términos del uso de suelo y la expansión masiva de los monocultivos de eucalipto… Ya sabemos que el riesgo de los incendios y las tormentas de fuego debido a las características de las plantaciones de especies exóticas es algo que no se puede ignorar», expresó Hughes.

«Rastreando las inversiones de los grandes capitales estadounidenses, vemos que la sociedad civil internacional se da cuenta de que no son solo las inversiones de Vanguard y BlackRock en el petróleo y el gas que ponen en riesgo nuestros futuros, pero que las inversiones en el sector industrial de la celulosa y la bioenergía también merecen mucha atención» puntualizó Hughes.

Actualmente, Brasil es uno de los principales productores de celulosa en el mundo. Se estima que cuenta con 9 millones de hectáreas de monocultivo forestal, principalmente de eucalipto y pino.